Esta ruta hacia Ticlio, su ascenso desde Casapalca y su vertiginoso descenso hasta Lima inició en el Terminal de Yerbateros de donde abordamos con nuestras bicis previo desayuno ligero para el camino.
Luego de unas horas ya estábamos bajando del bus para iniciar el armado de nuestras bicis en Casapalca. Aire pesado y frío intenso fue lo primero que se siente. Una vez revisado todo se inicia el ascenso por la carretera central en los casi 15 kilómetros que quedan hasta el paso de Anticona, desde donde se puede divisar el famoso nevado Ticlio.
Inicialmente se iba a hacer la trepada desde Lima en un par de días, pero la Carretera Central es poco atractiva en cuanto a paisajes y apreciación de las montañas. Pedalear y solo ver asfalto no es nuestra intención. La hermosura se vislumbra a partir de Casapalca, motivo por el cual, decidimos tan solo hacer la última parte del recorrido, la que resume todo en esta ruta.
Avanzamos de forma continua con ciertas paradas para recuperar un poco de aire ya que el oxígeno es 50% más escaso y obvio, el cansancio es más frecuente a pesar que la pendiente de la carretera no es tan elevada. La hipoxia fue una palabra que se enquistó en la trepada, aún así, la disfrutamos a cada metro, pues costaba en cada pedaleada. Disfrute era un decir, ya que los 5 grados centígrados nos hacían recordar hacia donde estábamos yendo.
Con los pulmones solicitando oxígeno a raudales se corona la cima no sin antes preguntarse: «¿Quién me mandó venir aquí?» «¿Por qué terminamos haciendo estas locuras?» La respuesta era obvia, estamos locos hasta los huesos. Sólo así se explica la vivencia en ciclismo de montaña que experimentamos en el día a día.
Un caldo resucitador en un restaurante ubicado en el Paso de Anticona, distrito de Chicla, te pone de buen humor y te devuelve las fuerzas. Un mate de coca antes de iniciar el descenso y una capa más de abrigo fueron necesarias para sentirse bien equipado para el retorno a Lima. Los hermanos ciclistas que nos permitieron acompañarlos en esta ruta también te establecía el entusiasmo necesario.
Todos pensábamos que la parte más sencilla era el retorno, pero una vez iniciada dan ganas de volver a trepar. ¿El motivo? La lluvia que convierte en un río caudaloso toda la pista; el granizo que se mete a tus ojos cual agujas así tengas lentes puestos; los camiones de carga pesada que aparecen detrás tuyo cual Tiranosaurios Rex detrás de su presa; las manos entumecidas por el frío así tengas 2 guantes; el miedo a frenar intempestivamente por no querer patinar en el asfalto mojado; la gravedad en la pendiente que te lleva de 0 a 50 kms por hora en la bajada con apenas segundos de freno suelto; el temor a que el freno no responda por que tus pastillas están empapadas; la preocupación de enfermarte ya que algunos no llevaban cobertor, con lluvia colándose y atravesando toda tu ropa y llega hasta donde casi nunca da el sol…
En fin, una verdadera «Suma de todos los miedos» que hacen de esta ruta una de las más adrenalínicas y con el corazón a 200 palpitaciones en cada curva, en cada túnel, en cada cruce de riel.
Peligrosísima sin lugar a dudas. Llegamos a San Mateo de Huanchor luego de horas de descenso, escapando de la lluvia y el granizo y abrazando al sol como el mejor amigo que hemos tenido, entregándonos al calor restaurador.
Y es por ello que volveremos…
NOTA: Esta ruta es recomendable sólo para gente con MUCHA EXPERIENCIA y TÉCNICA. No es para ciclistas eventuales ni mucho menos para principiantes.
Si no ha habido entrenamiento previo, dominio de la bicicleta en ascensos, bajadas, control total, mejor, abstenerse.
Carlos Caballero Montero
Co-Fundador y Administrador ProBike
Gracias por este artículo amigos. Se podría decir que el Ticlio es la ruta pavimentada más alta de América?
Un saludo
Hola. Que bueno que te haya gustado. La ruta pavimentada más alta de Perú es Patapampa en Arequipa, la que es a su vez, la más alta de América.